lunes, 13 de abril de 2015

Cuento V el Absurdo

Había una vez. Esa vez estaba muy sola, así que se murió.

A todo esto, Geulfoncio apareció de la nada para geulfonciar geulfoncialmente, así que eso hizo. Tras geulfonciar un rato se fue al café de la Esquina, que estaba en medio de una calle recta. La Esquina era una vieja joven que odiaba las contradicciones más que nada en el mundo, así que se puso hecha una fiera calmada de rabia cuando Geulfoncio entró por la puerta. Ignorando a la dueña del bar, Geulfoncio reparó con reparo en la reparación que una zagala de buen ver hermosa joven estaba realizando a su... ¿Moto? Yo que sé. El caso es que estaba reparando algo, y eso atrajo mucho a Geulfoncio, ya que lo que ella reparaba era metálico y Geulfoncio de pequeño se cayó en una marmita de imanes. No sé que hacían tantos musulmanes en una marmita.

Entonces, el homo retardus totalis macho se acercó a la hembra de homo sapiens sapiens y la invitó a un cafétémanzanillatila, una aberración inventada por Saladín Van Cacas (sí, el de los churros, que luego se montó una tienda de bebidas que acabó igual que su otro negocio ya que su único cliente era el Geul, quizá porque solo vendía cafétémanzanillatilas). Obviamente la tía salió corriendo del bar al oler semejante mejunje y Geulfoncio la persiguió haciendo la croqueta lateral con triple tirabuzón pectoral. La alcanzó tras unos trepidantes 300 años de persecución en la acera de enfrente del café. Y eso que solo corrieron en línea recta. Y hacia esa acera. En fin, al alcanzarla, Geulfoncio le dijo a la chica algo que en los oídos de nuestra simpática aberración sonó algo así:
-Desde el primer momento que te vi sentí en mí algo que jamás había sentido antes, algo maravilloso y que quisiera poder sentir cada vez que mirase tus preciosos ojos bizcos, tu pelo verde como la hierba o tus hermosas piernas peludas cual yeti salvaje. ¿Me harías el favor de tener una cita conmigo?
Pero la realidad de lo que dijo fue otra muy distinta. Cito literalmente:
-ME MOLAS MAZO TRONKA I ESTAS TO' VUENA, ¿KIÉS SALÍ CON MIGO? (Sí, Geulfoncio cometía errores ortográficos hasta al hablar)
A lo cual, la muchacha respondió:
-Oh, eres un Sol
-¿Porque ilumino tu vida?
-No, porque quiero que te vayas a millones de kilómetros y porque mirarte hace daño a la vista.
Esto fue acompañado de un bolsazo de la muchacha, bolso donde llevaba lo típico que llevan las mujeres: El móvil, maquillaje, un peine, esas cosas de tías por si les baja la regla, la cartera, el monedero, un par de yunques, el Everest, el bolsillo de Doraemon, un médico, un dirigible, la abuela del médico, la abuela del dirigible, los 721 pokémon y 4 islas.

Geulfoncio entonces le dijo que esta era la mayor ofensa que le habían dicho jamás, después de otras 574, pero la chica ya no estaba allí. De hecho, nadie estaba allí. Había estado inconsciente para siempre y el Universo había colapsado y concentrado en una partícula de densidad y temperatura casi infinitas. Geulfoncio se encontraba en la nada, y se puso a andar. De repente, pisó algo duro, y eso explotó, creando otro universo, donde todo era como conocemos hoy excepto porque Obama era blanco.

Y así, Monicaco, es como conocí a tu madre.

Fin(al)